HELADO BOMBON

HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPÍTULO XXXVII

Hora de la merienda y voy de camino a la nevera. El trayecto es breve pero en pocos segundos pienso en todo lo que alguna tarde, en alguna ocasión, me apeteció y me merendé con gusto. Es como dicen que pasa en los últimos instantes de vida, que se te aparece la luz blanca y concentrado lo revives todo como en una película a cámara rápida. La luz no es más que aquello que finalmente encontraré.

–Papa, si vas a la nevera yo quiero un helado—Me reanima Andrea, desde el rincón de la lámpara donde lleva rato sentada, merendando Nevaditos.

— ¿Habéis vuelto a comprar? A ver si te sienta mal—le contesto mientras dirijo la mirada hacia el congelador.

Los dejamos de comprar hace algún tiempo, a raíz de una fuerte discusión familiar por ver quién se comía el último.

–Lo siento Andrea, no quedan—Le digo tras la correspondiente comprobación.

Hora de la merienda, cierro la puerta de la cocina, cojo el Bombón helado de chocolate negro, lo pongo sobre una servilleta de papel blanco como la luz y, de pie, recostando  la espalda contra la puerta, me lo como y punto.

¡Ya he merendado!

Joan López – Mayo 2020