HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPÍTULO LV
Llego a casa y no hay nadie, lo he sabido antes de entrar porque al abrir la llave tenía dos vueltas. Entro y encuentro todas las puertas cerradas y silencio, un silencio que no es normal. Miro en el salón, en el suelo ya no hay resto alguno de los Nevaditos, ni de sus envoltorios, ni se ven Popitas debajo del sofá… y los cojines están bien puestos. Miro hacia arriba y en las esquinas del techo tampoco está, enganchada como los murciélagos y como casi siempre en estos días. Como también le gusta esconderse recorro el resto de la casa buscándola y llamándola con insistencia… ¡Ni rastro de Andrea!
Sólo queda el cuadro mágico de la chelista, que si te quedas mirando puedes sentir la melodía, y con un poco más se puede ver el viento jugando con las amapolas y las espigas verdes…
Joan López – Mayo 2020
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