UNA HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPITULO XVIII
Me suelo echar colonia, antes de salir y a veces sólo por gusto, para impregnarme de pensamientos y a veces sólo de sentimientos o alguna emoción que me despierte al ánimo. Para lo del ánimo van bien las colonias que te regalan, mejor que las que te regalas tú mismo, porque si el regalo fue de corazón ya es un sentimiento y es como consumirlo a sorbos hasta que se acaba. Esta for men me la regaló un amigo que nos visitó este verano. Mi amigo estuvo unos años viviendo aquí, fuimos vecinos de escalera una temporada, nosotros en el tercero y él en el local de abajo, el de la izquierda que ahora está vacío pero que fue una tienda dónde él despachaba, sobre todo baguettes de pan caliente “de harina”, muy bueno. A la tienda llegó por un contacto fortuito en la estación de autobuses, al poco de llegar a Barcelona. A mi amigo se le dan bien los idiomas y le gusta viajar por el mundo, hoy aquí y mañana allí, según convenga para la supervivencia, como ahora que vive en Alemania y trabaja despachando regalos en una pequeña tienda online…
Se me hace tarde para salir a por el pan de la supervivencia, así que me pulverizo un poco de colonia y salgo a comprar.
Joan López – Abril de 2020
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