HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPÍTULO LIII
Salgo al balcón, a ver qué pasa hoy en el paisanaje del vecindario.
Son las nueve de la mañana y la calle todavía está tranquila. Para ambientar el momento le doy al “play” de la minicadena para escuchar el adagio. Sólo se puede escuchar eso porque el aparato está roto, con la bandeja de los CD atascada y la música de Albinoni confinada dentro. Si todavía no le hemos dado puerta es porque me relaja, sólo la pongo yo, de vez en cuando y cuando estoy solo.
El goteo de pedir la vez empieza a escucharse, cada vez más seguido, en la cola del Eurohalal. Como tienen buenos precios pronto será la marabunta, vaciando las cajas de fruta y de la verdura como… como eso, como la marabunta, como de normal, sin distanciamiento social ni orden que se le parezca.
En el primero primera están subiendo las persianas. Paro el CD y voy al Youtube para buscar otra música ambiental. Me sale la Rosalía en su actuación de los Goya. La pongo sin pensarlo. El loro de los vecinos ya está fuera, descubierto de la toalla pero en silencio, girando la cabeza de un lado a otro, como poniendo la oreja para escuchar la canción. La dueña lleva puesto el pijama de rayas y, ya lo tengo comprobado, cuando lo lleva, dos de cada tres días, es que toca limpieza. Puede que sea de esas personas que se obsesionan con la limpieza. Se acaba la canción y el pájaro parlanchín empieza a saludar a los que hacen cola en el colmado. La vecina saca la escoba, el recogedor y la fregona al balcón, y se ha puesto un delantal tapando las rayas del pijama, aparta la jaula hacia una esquina y empieza con el barrer, el recoger y el fregar.
En el segundo segunda el vecino ya está vestido de ciclista dominguero y pedaleando frente al televisor. Imagino que, como yo, estará enganchado al Neflix y al sudar al ritmo de alguna de esas intrigas que tienen las series. La llorona ha empezado a sonar en mi televisor, no sé quien canta pero no es Chavela, aunque da igual porque el sentimiento es el mismo y me pone los pelos de punta. Pero la canción no pega con el vecino y su pedaleo. Cierro los ojos para ver la canción y llorar por dentro..
En el tercero tercera una gran alfombra de Ikea está como tendida en la baranda, tapando la visión de alguien estirado en el suelo. Busco a Sabina en el Youtube y me imagino a Eva tomando el sol…
Joan López – Mayo 2020
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