MI PRIMERA COMUNIÓN

UNA HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPITULO XVII

Esta misteriosa fotografía también salió de la caja de cartón el otro día. No consigo recordar el momento en que me la hicieron, ni dónde, ni ese mueble en el que apoyo el antebrazo. No era mi casa, eso seguro. Pero que no recuerde la casa de quién por las cortinas es normal porque nunca he sido observador ni detallista de cortinas… ni de muebles. Es de mi Primera Comunión, eso seguro, porque el traje si lo recuerdo, hecho a medida en una sastrería de las buenas. La foto, que parece la oficial del acontecimiento, quizá no sea del mismo día del sacramento. El cura nos dijo a todos que ese día lo recordaríamos siempre y bueno, si fuera del día lo recordaría. Me acuerdo claramente de los dos cajones de Mirinda que compró mi madre para la celebración, uno de naranja y otro de limón.

Echo cuentas sobre mi edad en la foto y no me salen, de ahí el misterio, porque por entonces la vida  era en blanco y negro, eso seguro, a  excepción de las Mirindas. Además, yo jamás vestí pantalones cortos, mi madre no lo hubiera permitido, jamás de los jamases, y menos para la foto.

Joan López – Abril de 2020