PELUQUERIA COVID-19

HISTORIA DESDE EL CONFINAMIENTO: CAPÍTULO XLVI

Las peluquerías ya han abierto y toca cortarse el pelo. Hay que pedir hora y no tengo el teléfono ni lo encuentro en Google. Es una peluquería pequeña, sólo trabaja un barbero, un solo sillón, unas solas tijeras… aforo de 1 y ya, lo ideal para los tiempos que corren. Me rasco la cabeza porque me pica  (cuando me crece tanto el pelo me suele pasar) y salgo hacia el barbero si demasiada esperanza de encontrarlo libre, pero si para pillar el teléfono de pedir la hora. A lo mejor se puede pedir por WhatsApp.


— Toda la culpa la tiene el gobierno. Esto del virus es un invento, para hundir la economía y para que compremos  mascarillas y guantes, y para que nos crezca el pelo y no podamos ir al barbero —Me dice uno que está sentado en el banco situado enfrente de la barbería. Es uno al que le llaman “el barbero” aunque en realidad no lo es. Le llaman así porque siempre está sentado en ese banco, sino dentro de la misma barbería, y le da conversación a cualquiera y de cualquier tema, como es típico y hacen los barberos con sus clientes.

Saco una foto del letrero para pedir hora y vuelvo a casa.

Joan López – Mayo 2020